Bienvenido a mi día a día y a mi escondite. Aquí encontrarás historias, reflexiones y un poco de todo lo demás, salpicado con motas de alegría y supervivencia.

jueves, 12 de septiembre de 2013

Tormenta de Septiembre

    Después de un caluroso verano lleno de diversión, viajes y sin una pizca de trabajo extra, cuesta dejar los recuerdos estivales de lado y comenzar el curso con ganas. Si además hace sol y el clima invita a bañarse en cualquier piscina, retomar los hábitos perdidos es aún más duro.
   Pero por muy difícil que sea concentrarse y ponerse de nuevo las pilas, es lo que toca. Y si hay algo que ayude a acostumbrarse al viejo ritmo, son las tormentas. Por supuesto, a  una amante del sol y del calor como yo no le hace mucha gracia despedirse de la temperatura playera, pero reconozco que la lluvia de Septiembre me enamora. No dura mucho, es intensa y en cuanto acaba vuelve a salir el sol como si nu hubiera pasado nada. Las tormentas hacen que tenga ganas de correr a mi casa a cobijarme bajo las mantas con un buen libro, el reproductor de música o mi portátil para escribir. 
    Son completamente diferentes a los diluvios de Marzo, que te dejan calado y de los cuales nadie tarda en cansarse; los chubascos de Septiembre parecen gritar "¡Atención, ya está llegando el otoño!" ¿Y a quién no le gusta el otoño? No hace demasiado frío, los árboles se vuelven coloridos y las calles huelen a chocolate caliente.
    En estas fechas, no hay nada como sentarse cerca de una ventana con una amiga mientras cae el chaparrón; riendo, comiendo lo primero que se encuentre y haciendo tonterías para luego escribir sobre ello. Sobre una mágica tormenta de Septiembre.


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