Bienvenido a mi día a día y a mi escondite. Aquí encontrarás historias, reflexiones y un poco de todo lo demás, salpicado con motas de alegría y supervivencia.

sábado, 4 de enero de 2014

La chispa perdida

    Poco a poco, el día D se acerca. Cada vez faltan menos horas para que las ilusiones y esperanzas que los más pequeños de cada familia llevan meses albergando se hagan realidad. Basta con salir a la calle y observar sus sonrisas de oreja a oreja para que nos contagien de esa inmensa alegría que no busca más razones que el sueño mismo. ¿Por qué? En verdad, la pregunta no es por qué ellos son capaces de ilusionarse de manera tan abrumadora, sino por qué a la mayoría de los que ya cuentan unas pocas primaveras más les resulta tan difícil hacerlo. 
    No hay nada más triste que una vida sin emoción, sin esperanza de que ocurra algo especial. Deberíamos ser capaces de admirar cada momento de nuestras vidas, pues si nos detenemos a contemplarlas nos daremos cuenta de lo maravillosas que son. Independientemente de los problemas que tengamos (dudo que sean pocos), las delicias del día a día los sobrepasan enormemente. Solo es necesario un amanecer mágico, el perfume de una rosa o un rico desayuno para recordarnos lo afortunados que somos de vivir, y si además podemos compartir nuestra "insignificante existencia" con nuestra media naranja o nuestro medio limón (no hay que ser tiquismiquis) estamos hablando de un sueño hecho realidad.
    Y es que necesitamos apreciar estos ínfimos placeres (los famosos "petits plaisirs de la vie" que tanto disfrutaba Amélie en la famosísima película francesa) para ser verdaderamente felices, o, aceptando que ese estado de satisfacción total no existe, al menos poder sonreír con sinceridad la mayor parte del tiempo. Necesitamos reír ante el espejo, ignorar a los que nos odian y aprender de sus críticas y amar cada detalle de nuestro día a día, intentando a la vez mejorar tanto el nuestro como el de los demás. Necesitamos reencontrar a nuestro niño perdido y dejarle darnos un par de lecciones sobre los apuntes que perdimos en el último trimestre. Necesitamos entender a Peter Pan.
   ¡Felices Reyes!


     

No hay comentarios:

Publicar un comentario